¡Hola! Bienvenidos otro día más a mi blog :D, aquí Shira con un nuevo capítulo para el fanfic de Morby~
¿Qué tal van las cosas? Por aquí tenemos un fin de semana largo de tres días en los que he aprovechado para leer algún que otro manga que compré en su día y que se estaba muriendo de risa en la estantería xd, ¡La próxima reseña que haga será de uno de ellos!
Hoy toca una de las escenas que dará pie a la segunda parte del fanfic (por así decirlo) y estoy calculando milimétricamente como escribirlo de forma que quede bien y fluida para la siguiente parte... A ver como queda xd
En fin, que me enrrollo muchísimo... ¿Comenzamos?
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Capítulo 6_ Una puerta se cierra y... ¿Una ventana se abre?
Sorprendentemente, tras la charla de Mordecai con Skips, la situación entre el arrendajo y Rigby no mejoró, más que nada porque Mordecai no tuvo el valor suficiente para acercarse a poner en practica el consejo que le ofreció el inmenso hombre.
Los días pasaban y finalmente dieron carpetazo al otoño, recibiendo el gélido abrazo del invierno, la época del año donde menos visitantes tenía El Parque, y la época del año donde se hacía inventario.
Era una mañana de diciembre cuando Benson los reunió a todos para asignar las tareas del día; antes de ponerse a hablar se sonó la nariz, el encargado siempre había sido victima de los catarros invernales.
_ Bien_ comenzó, guardando el pañuelo de tela en el bolsillo del plumas granate_ voy a pasar a daros las tareas de hoy. Musculitos y Fantasma chócala, vosotros iréis a reponer el material de jardinería que se destrozó el mes pasado por la tormenta eléctrica. Skips ya ha arreglado la caseta, así que solo queda eso para apañar del todo el destrozo.
_ Oído cocina, jefe_ Dijo Musculitos, encogiéndose de hombros.
Asintiendo, Benson tachó algo en su portapapeles y, tras sorber la nariz, siguió hablando.
_ Vale, Skips, a ti te tocará arreglar las papeleras, los bancos y preparar el parque para cuando lleguen las nevadas fuertes, ¿Tienes a mano el aceite? Las puertas también chirrían un poco por el frío, valdría la pena engrasarlas un poco.
_ Lo tengo todo preparado, Benson, no te preocupes, para la tarde noche estará listo.
_ Está bien...._ Tachando algo de nuevo, Benson miró a los dos últimos integrantes, quienes estaban bastante separados el uno del otro. Rigby estaba al lado de chócala y, por su parte, Mordecai se había quedado apoyado en la barandilla de madera del porche. Un suspiro más tarde, prosiguió_ Vosotros dos haréis el inventario del almacén. Hay que dejarlo todo bien contado para cuando se acerque ya la primavera.
Mordecai miró de reojo a Rigby, quien simplemente asintió, dejándose un poco resbalar por la fría escalera.
_ ¿Lo tenéis todo claro?_ Ante el silencio de los empleados, Benson se puso el portafolios bajo el brazo, sacando de nuevo el pañuelo_ Pues a trabajar.
Y dicho eso, todos se dispersaron, quedando solo los dos chavales más novicios.
...
El camino hasta el almacén se le antojó a Mordecai una eternidad. Entre el frío, que Rigby no le hablaba y que tardarían todo el día en hacer el inventario, la verdad es que se le hacía un mundo. Si tan solo Rigby fuera como siempre...
El pensamiento se disipó por completo en cuanto llegaron al almacén que había cerca de la estatua del fundador del parque. Era bastante más grande de lo que pensaban, y aunque era de madera, la puerta era de metal. Rigby se adelantó y con firmeza metió la llave en la cerradura, quitando el candado, para justo después intentar abrir la puerta, sin éxito.
Al ver que Rigby no lo conseguía, Mordecai se acercó por detrás, haciendo fuerza también con él. Contra su pecho notó la pequeña espalda de Rigby, tensa por la fuerza que estaba intentando hacer... Mordecai no pudo evitar mirarle de reojo, aunque por la posición, no era capaz de verle la cara.
Unos minutos más tarde, consiguieron abrir la puerta y el mapache apartó a Mordecai poniéndole una mano en el pecho. El arrendajo no dijo nada y, finalmente, ambos entraron.
...
El almacén estaba hecho unos zorros. Nada más abrirlo, un pequeño ratón le paso por debajo de las piernas a Rigby, huyendo en el proceso; el chaval pegó un pequeño bote y se agarró a la manga de Mordecai, quien alzó las cejas. Al darse cuenta de lo que había hecho, Rigby le soltó, poniéndose bien la sudadera marrón, intentando disimular.
Había desde sillas apiladas hasta el techo, hasta unos altavoces del año catapún, una batería (seguramente de la época de músico de Benson), bastantes cuadros que seguramente serían del Señor Maellard, material de oficina, material de restauración, y un largo etcétera. Mordecai dio una vuelta sobre si mismo, perplejo.
_ Guau... Si que guardan trastos... ¿Por donde empezamos?
Sin responder, Rigby ya se había puesto a mirar en la montaña de material de oficina... Mordecai le miró hacer, algo decaído, y se puso a rebuscar en las herramientas de jardinería.
Al cabo de unas cuantas horas ya habían arreglado un cuarto del almacén. Mordecai se secó la frente con el dorso del brazo.
_ Uf... No se acaba nunca..._ Dijo para sí, y estiró la espalda. Rigby le miró de reojo un instante._ No entiendo como se pueden organizar con semejante desorden.
De nuevo, silencio... Un silencio solo amparado por el aire... El viento... Un vendaval... Un vendaval que cada vez se hizo más y más grande hasta que temblaron las paredes del almacén y que, sin previo aviso, los dejó encerrados de un portazo. Rigby dio un respingo y giró la cabeza de golpe en esa dirección.
_ ¿¡Pero q-_ Mordecai no pudo acabar la frase y, desorientado, se apoyó en la pared. No era capaz de moverse bien en la oscuridad. Por su parte, Rigby dio un sprint hasta la puerta, golpeándola con fuerza._ ¿Qué ha pasado? ¡No veo nada!
Tras un par de golpes, un suspiro sutil salió de la boca de Rigby.
_ Joder..._ Murmuró, y se puso a pegar y patear la puerta con tamaña fuerza que hasta juraría que le hizo algún abollón_ ¡JODEEEER!
_ ¡Rigby!_ Exclamó Mordecai, y le cogió por detrás, seguido por el sonido de los golpes, levantándole en el aire. Después de tanto tiempo sin tocarle, Mordecai se percató de lo ligero que era su amigo._ ¡Para ya!
Al sentir el vacío sobre sus pies, el mapache se quedó paralizado unos segundos, para justo después apartarle de un empujón. Ante lo inesperado del golpe, debido a la falta de visión, Mordecai soltó a Rigby, quien cayó de pie al suelo.
Ahora lo único que sonaba en aquella oscura sala, era la respiración agitada de ambos.
_ ¿Y ahora que...?_ Preguntó Mordecai al aire, ya que aún no se había acostumbrado a la oscuridad.
_ ¿No se supone que tienes un walkey-talkey?_ Hablo Rigby de golpe, desde algún punto de la sala_ Tu eres el responsable. Llama a Benson.
Aquella cooperación pilló desprevenido a Mordecai... Desde luego, no esperaba que Rigby participase, pero supuso que era una situación excepcional.
Tal y como dijo el mapache, Mordecai sacó el walkey-talkey del bolsillo trasero y llamó a Benson, quien no tardó en responder.
...
_ ¿Qué os habéis quedado encerrados en el almacén? ¡Si no se puede cerrar desde dentro!_ Les riñó Benson.
_ Lo sé_ Respondió Mordecai, sentado en una de las sillas apilables_ pero se ve que está atascada por el frío, no podemos abrirla de ninguna manera.
_ Ya veo.... Si..._ Dijo para si el encargado_ Debí decirle a Skips que primero engrasara esa puerta... Bueno, no os preocupéis, le llamaré tan pronto como pueda, ahora mismo está arreglando uno de los bancos de la zona que está más apartada a vosotros... Por lo que tardará en venir._ Un sonido de papeles se escuchó a través del walkey_ Pero tranquilos, en media hora lo tendréis allí.
_ ¿¡Media hora!?_ Exclamó Rigby, de golpe al lado de Mordecai, quien dio un respingo_ ¡¡No puedo estar encerrado aquí TANTO!!
_ Tranquilízate, Rigby. Os sacaré de allí._ Y finalmente colgó.
Con un chasquido de lengua, Rigby se apartó, golpeando con la punta del pie una papelera de oficina que tenía a mano. Mordecai se quedó mirando el walkey, que ahora podía ver con más nitidez. Cuando alzó la vista, por fin pudo distinguir mejor la figura de su amigo, quien tenía las manos sobre la cabeza, con gesto preocupado y, a continuación, se puso las manos en la cadera, con la cabeza gacha.
_ Oye... Ya que estamos en esta situación-
_ No._ Le interrumpió Rigby_ No tengo NADA que decir. Puedes ahorrártelo.
_ ¡Ni siquiera sabes lo que voy a decir!
_ Vas a disculparte, ¿No?_ Preguntó Rigby, ahora mirándole de frente desde la otra punta de la habitación, al lado de una maquina de helados rota_ Vas a pedirme perdón por lo ocurrido, decirme que fue un accidente, que quieres que todo sea como antes, ¿No?_ Mordecai no dijo nada, se notaba que Rigby le conocía mejor que nadie_ Pues entérate, Mordecai, no todo se arregla con una disculpa. Lo que ocurrió entonces marcó un antes y un después en nuestra relación. Jamás volveremos a ser como antes, eso ya no volverá.
De nuevo un silencio extenso.
_ Ya, ya se que no va a cambiar nada que me disculpe_ Retomó la conversación Mordecai, jugando con el walkey_ pero... Pero Rigby yo... yo no quería hacerte daño.
_ Ja..._ Soltó Rigby, de brazos cruzados_ Muy conmovedor...
_ Lo digo en serio._ Respondió Mordecai. Ante su tono de voz, Rigby le miró de nuevo_ Lo último que querría en esta vida es hacerte daño. Rigby, para mí eres muy importante... Eres mi compañero de aventuras, mi mejor amigo... Yo... Yo te echo de menos tío._ En la penumbra, Rigby arqueó las cejas un poco._ Se que lo que hice no tiene perdón... Jugué contigo y, aunque fuese porque estuviera borracho, eso no justifica nada... Aunque ya no sea como antes, no quiero perderte... Por favor, Rigby... Volvamos a ser amigos... Dame otra oportunidad.
De nuevo, el sonido del viento. Rigby no respondió.
De golpe, la puerta del almacén fue tirada al suelo y reveló a un Skips con una sierra circular. Tanto Mordecai como Rigby le miraron, como quien ve a un asesino en serie en acto de servicio.
_ Siento la espera_ Les saludó Skips_ La puerta estaba ya muy vieja, le pondré otra nueva.
_ ¿Deberíamos seguir con el almacén?_ Preguntó Mordecai.
_ La puerta tardará un rato en arreglarse... Y ya es algo tarde, así que deberíais iros. Mañana seguiréis._ Guardando la sierra, Skips sacó un par de destornilladores de su riñonera.
Los dos chicos salieron del almacén y Rigby, sin detenerse, le dijo a Mordecai, con tono algo más conciliador.
_ Me lo pensaré.
Mordecai se detuvo, viendo como Rigby volvía hacia la casa, poniéndose la capucha de la sudadera... Después de demasiados meses, el arrendajo volvía a ver la luz al final del túnel.
Continuará...
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¡Y hasta aquí! Parece que por fin se van encauzando las cosas... O eso parece, je, je. Este capítulo me gusta especialmente, es una conversación que he pensado bastante y que creo que pega bien con la situación. ¿Qué pasará a continuación? ¡Quedaos cerca para saberlo! ;)
Yo por ahora me despido. Un besito... ¡Y nos vemos en futuras entradas! <3
